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Fischer Diego>El sentir de las violetas . Sudameriacana , 2017.
¿Qué lleva a una mujer a cultivar el amor y la fidelidad a un hombre durante más de cincuenta años?
La noche de verano de 1862, cuando Elvira Reyes se presentaba en sociedad, tenÃa ante sà la promesa de un futuro lleno de felicidad.
PertenecÃa a una familia acomodada, era joven y hermosa. Poco después se comprometerÃa con una de las personalidades más importantes de la polÃtica y la sociedad montevideana: Julio Herrera y Obes.
El ansiado casamiento, sin embargo, nunca llegó a concretarse. Elvira confeccionó y bordó tres ajuares, tantos como fechas de matrimonio fijó y aplazó con su novio. Mientras Julio Herrera vivÃa con intensidad los agitados años de conflictos polÃticos y sociales que afectaban al RÃo de la Plata, que varias veces lo llevaron al destierro, Elvira veÃa pasar los años languideciendo en una espera interminable.
¿Cuál fue el destino de este amor? ¿Por qué Julio Herrera evitó formar una familia? ¿Qué secretos se esconden detrás de esta figura que fue presidente constitucional de la República y que pasó a la historia como el hombre que reinstauró, en el siglo XIX, los gobiernos civiles luego de quince años de dictaduras militares? ¿Cómo era verdaderamente Elvira, esa mujer paciente que dedicó su vida a amar y acompañar a un hombre que anteponÃa la polÃtica a su vida personal?
Hay quienes afirman que la de Elvira y Julio fue la historia romántica por excelencia en el Uruguay del siglo XIX..
Inciarte, José Luis>Memorias de los andes . Sudamericana, 2017.
En ese mosaico irrepetible de la sociedad que formaron los sobrevivientes de los Andes en el Valle de las Lágrimas, en 1972, siempre me sorprendió " cuando los escuchaba y escribÃa sobre ellos " la actitud y el rol de Coche Inciarte, calando hondo en la condición humana. Lo conocÃa de antes y terminé de conocerlo después.
Los diferentes puntos de vista convergÃan para conformar un mosaico humano difÃcil de advertir a simple vista: si algunos aportaban la energÃa, la fuerza, la creatividad, la esperanza, el coraje, el tenaz apego a la vida, Coche tuvo el talento suficiente para aportar el combustible más simple y más difÃcil, el antÃdoto para el infierno: la ternura.
Se requiere un temple muy especial para compadecerse de otros, cuando la vida se te escapa dÃa a dÃa, minuto a minuto. Incluso, en el caso de Coche, con fecha de vencimiento: la Nochebuena del 72, como él lo habÃa dispuesto.
Este libro refleja, con palabras e ilustraciones, de la manera más genuina, al Coche de la montaña, tal como lo recuerdan y fundamentalmente lo sienten los otros sobrevivientes. Cuando alguien, las más de las veces del grupo de los jóvenes, se quebraba, ahà aparecÃa, como una sombra protectora, la presencia sólida y mÃstica de un hombre bueno: esos que mueven montañas, o, en su caso, hacen que el que se quiebra vuelva a erguirse, movido por su naturaleza inspiradora.
El estilo de Coche es su espejo: fuerte y dulce, rotundo y suave. No utiliza el texto o las ilustraciones para embellecer la realidad: el autorretrato es bello en sà mismo.
Con él, el lector aprende una lección imperecedera, que se la lleva en el corazón: si en una situación al borde de la explosión, Coche o su evocación, están a su lado, no todo está perdido.